Terapia
Mi orientación psicológica de base es la cognitivo/conductual, sobre este tipo de terapia desarrollo diferentes especialidades.
A continuación desarrollo algunas de las ideas base y fundamentos de esta orientación terapéutica.
Fundamentos de la terapia cognitiva
El pensamiento -las cogniciones- determinan nuestro estado de ánimo.
Una cognición es el pensamiento que generamos a partir de nuestra manera particular de mirar e interpretar las cosas y personas que nos rodean y los acontecimientos que nos suceden. Por otra parte, los estados de ánimo son el resultado de nuestras cogniciones y no a la inversa.
Detrás de un estado de ánimo deprimido se esconde uno o varios pensamientos negativos que hacen que nuestra interpretación del mundo nos parezca funesta.
La depresión y otros estados de ánimo alterados empañan el mundo que nos rodea. Cuando estamos alegres todo lo vemos de color de rosa. Cuando estamos tristes transmitimos nuestra desesperanza a todo lo que nos rodea, el mismo sol de ayer ya nos reconforta y nada tiene un efecto positivo en nosotros, y lo que es peor, no solo el presente lo vemos desagradable, sino también el pasado y el futuro.
En momentos tristes, nos detenemos con saña a rememorar nuestro pasado, pero este no es el mejor momento para obtener un saldo positivo, ya que trasladamos nuestra tristeza a la selección e interpretación de los recuerdos. Al mirar atrás, sólo recordamos aquellos acontecimientos que nos hirieron, y no recordamos las ocasiones en que nos sentimos felices, sino sólo en las que fuimos desdichados.
Ahogados en el recuerdo del pasado, miramos el futuro que también se nos presenta negro. Casi siempre caemos en un pensamiento catastrofista, y pensamos que las desdichas del pasado se repetirán en el futuro.
En estos instantes de angustiosa visión de las cosas, nos creemos tan lúcidos que nada ni nadie podrá convencernos que nuestro pensamiento y el estado de ánimo resultante acaba tergiversando nuestra visión del mundo.
Un estilo cognitivo distorsionado es una forma de ver el mundo, el futuro y nuestro yo desde un punto de vista irracional, es decir, desde un prisma subjetivo que no responde a la realidad. Como consecuencia de ello, en muchas ocasiones, no todas, cuando experimentamos pensamientos que nos conducen a un estado anímico de sufrimiento, dicho malestar no es objetivo o proporcional a las circunstancias, sino motivado por nuestra manera distorsionada de interpretarlas.
Hablamos de pensamientos negativos cuando nos referimos a los que son irracionales. Por ejemplo, sentirnos tristes por la muerte de un ser querido no es irracional porque queríamos a esa persona, pero sentirnos culpables de su muerte sí es un pensamiento negativo o irracional porque es erróneo.
Nuestra vida se ve constantemente enturbiada por pensamientos negativos que nos paralizan y nos encarcelan en un dolor recurrente e innecesario, y nos impiden superar las dificultades y ver el futuro con esperanza.
Si acordamos que cuando nos sentimos tristes, culpables, ansiosos o deprimidos, es porque estamos pensando irracionalmente, el siguiente paso es aprender a localizar qué pensamientos nos conducen a estados de ánimo desagradables, cuanto de irracional hay en esos pensamientos y reemplazarlos por otros pensamientos que nos hagan sentir bien.
Si el malestar viene provocado por los pensamientos negativos, es mucho mejor que si viniera provocado por causas externas, porque el pensamiento es modificable, puedo intervenir en él, cincelarlo a mi medida para sentirme mejor, pero, lo que no puedo hacer porque no soy omnipotente es cambiar los acontecimientos externos.
Aceptación del tratamiento
Para comenzar el tratamiento hay que decirse así mismo: Basta ya, hasta aquí hemos llegado. Es hora de dejar las lamentaciones y empezar a vivir.
El sentimiento de esperanza nace cuando la persona descubre que está dotada de libertad para hacer, de autonomía para modelarse a sí misma; cuando acepta su pasado y se responsabiliza tanto de sí misma como de su futuro.La terapia ofrecerá las estrategias para cambiar.
Éxito de la terapia
La terapia tiene éxito en casos de depresión, de sentimiento de culpa, de baja autoestima, de vulnerabilidad ante la crítica, de ansiedad, etc.
La terapia depende en última instancia del esfuerzo del paciente. La voluntad de ayudarse a uno mismo es el requisito previo a una intervención. La voluntad surge cuando comprendemos que: Hasta ahora las cosas no nos han ido bien o no tan bien como nos hubiese gustado. Nosotros somos los responsables de que ello haya sido así.
Merecemos una calidad de vida mejor. Solo nosotros mismos podemos hacer que nuestra vida sea una experiencia enriquecedora y, además, podemos lograrlo.
Aunque los resultados de la terapia se notan muy pronto y se positivizarán nuestros pensamientos, no hay que relajarse. Han sido muchos años con unos pensamientos irracionales y estos están fuertemente arraigados en la estructura mental. Hay que trabajar con constancia para cambiar su antiguo sistema mental. Pero no podemos desterrar un pensamiento y dejar un espacio vacío. Sólo podemos eliminar las cogniciones irracionales, sustituyéndolas por otras racionales. Esto significa que debemos detectar que cogniciones son erróneas, porque son erróneas, y racionalizarlas para que dejen de serlo.
Al principio hay que detectar los pensamientos distorsionados, a esta labor hay que dedicarle mucho tiempo. También es importante que nos “mimemos”, cada pequeño logro del que se tenga consciencia, cada pensamiento negativo que seamos capaz de detectar y racionalizar equivale a un paso de gigante y como tal merece ser celebrado.
Y cuando se equivoque, felicítese también porque ha sido capaz de darse cuenta de sus errores, y eso es también un paso adelante. “Tranquilo, todo llegará”.
Cuando nos enfrentamos por primera vez al aprendizaje de algo nuevo, tenemos la impresión de que va a ser muy difícil y nos imaginamos el final del proceso. Sin embargo, con el tiempo y poniendo empeño y trabajo acaba convirtiéndose en algo sencillo y automático. (Por ejemplo, aprender a conducir un coche.).
Trabajar para conseguir metas intrínsecas implica tomar medidas y dedicar esfuerzos como cuando lo hacemos para aprobar un examen estudiando más o para pagar una casa trabajando horas extras. En el ser humano todo es aprendizaje. El bienestar, la autoestima y la felicidad también se aprenden
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¿El tratamiento en terapia cognitiva es definitivo?
Sí y no:
- Es definitivo en tanto que nos permite modificar en poco tiempo los pensamientos distorsionados que nos causaban sufrimiento.
- Es definitivo porque aprendemos unas técnicas que volveremos a utilizar cuando lo consideremos necesario.
- No es definitivo si entendemos por ello que nunca más volveremos a sentirnos mal. Todos estamos sujetos a estados de ánimo variables, a circunstancias que nos crean malestar y dolor; aceptarlo es un buen remedio para no caer en la aflicción ante el primer escollo.
Las técnicas cognitivas nos inmunizan contra los estados de ánimo irracionales, así difícilmente cualquier acontecimiento negativo que suframos en nuestra vida derivará en un trastorno psicológico.
Esto significa que, aunque podamos sentir una gran tristeza ante la muerte de un ser querido, difícilmente experimentaremos una depresión autodestructiva que nos quite las ganas de vivir.
Fundamentos de la terapia racional emotiva
La TRE (Terapia Racional Emotiva) afirma que los acontecimientos activadores (A) no generan consecuencias emocionales o conductuales (C), sino que es el individuo el que produce sus propias consecuencias, a través de su sistema de creencias (B). Las creencias racionales son probabilísticas, preferenciales o relativas y se expresan fundamentalmente en forma de deseos o gustos, en términos de “me gustaría”, “quisiera”, “no me gustaría”, “preferiría”, etc.
Cuando las personas no consiguen lo que desean, los sentimientos negativos de displacer o insatisfacción que generan (tristeza, preocupación, disgusto) no impiden el logro de nuevos objetivos.
Las creencias irracionales son, dogmáticas o absolutas y se expresan en forma de obligación, necesidad imperiosa o exigencia, en términos de “tengo que”, “debo que”, “debería”, “estoy obligado”, etc, de tal forma que su no consecución provoca emociones negativas inapropiadas (depresión, ansiedad, culpabilidad, miedo, cólera) que interfieren en la persecución y obtención de metas, y generan alteraciones de la conducta tales como aislamiento, demora, abuso de sustancias, etc.
Las ideas irracionales núcleo son:
- Para el ser humano adulto es una necesidad extrema el ser amado y aprobado por prácticamente toda persona significativa de su comunidad
- Para considerarse a sí mismo valioso hay que ser muy competente, suficiente y capaz de lograr cualquier cosa en todos los aspectos posibles.
- Es tremendo y catastrófico el hecho de que las cosas no vayan por el camino que a uno le gustaría que fuesen.
- Cierta clase de persona es vil, malvada e infame; estas personas deben ser seriamente culpabilizadas y castigadas por su maldad.
- Si algo es o puede ser peligroso o terrible, uno debe sentirse muy inquieto por ello y deberá pensar constantemente en la posibilidad de que esto ocurra.
- Invariablemente existe una solución precisa, concreta y perfecta para los problemas humanos, y si ésta no se encuentra, sobreviene la catástrofe.
- La desgracia humana se origina por causas externas y la gente tiene muy poca capacidad, o ninguna, para controlar sus penas y turbaciones.
- Es más fácil evitar que afrontar ciertas responsabilidades y dificultades en la vida.
- La historia pasada de uno es un determinante decisivo de la conducta actual, algo que ocurrió una vez y le conmocionó; debe seguir afectándole indefinidamente.
- Hay que lograr la felicidad por inercia y sin hacer nada, o “divertirse” solo y pasivamente.
Estas ideas irracionales fundamentales quedan englobadas en tres nociones básicas en las que los individuos hacen peticiones de carácter absoluto a sí mismos, a los otros y al mundo:
- Tengo que actuar bien y tengo que ganar la aprobación por mi forma de actuar.
- Tú debes actuar de forma agradable, considerada y justa conmigo.
- Las condiciones de mi vida deben ser buenas y fáciles para que pueda conseguir prácticamente todo lo que quiero sin mucho esfuerzo e incomodidad.
Esta filosofía personal de exigencias absolutas y dogmáticas genera un conjunto de distorsiones cognitivas tales como:
- Resaltar en exceso lo negativo de un acontecimiento.
- Exagerar lo insoportable de una situación.
- Condenar a las personas, o al mundo en general, si no proporcionan al individuo lo que éste cree que merece.
Estas distorsiones cognitivas dan lugar a 2 tipos de ansiedades:
Ansiedad del yo: Se produce cuando una persona se condena a sí misma por no satisfacer las peticiones absolutas que o bien se auto impone, impone a los otros o al mundo. Suele ser producto de creencias relacionadas con la incompetencia o des calificación personal.
Ansiedad perturbadora: Cuando no se satisfacen peticiones dogmáticas que crean bienestar y condiciones de vida cómoda, demandas que el individuo se ha dirigido a sí mismo, a los otros o al mundo. Suelen ser producto de creencias relacionadas con la no aceptación del malestar como emoción humana o con la calificación de las emociones negativas como malas.